Ela

Me resbalo por la grasa de cada tecla,
así como me rajo con papel blanco,
así como miro el óxido entre las cuerdas,
así vas apareciendo
aquí.
Miro desde muy bajo la calle despierta,
donde todos se ríen de mis ojos,
porque lloro en la puerta la silueta quieta de tus tetas revueltas en mi cabeza, que trepa y se trenza en lo que te recuerda tan certera y contenta, sobre todo esa lesera, contenta de no sé qué mierda, si ya no hay vuelta, que venga y nos devuelva a la alameda donde sostuviera tu chaleca, tus muecas, tu escuela y tu ex-apuesta, todo se suelta en la tiniebla, y así me desvelas, y así me tientas, y así
aparecieras
aquí.
Miro desde muy bajo tu calle, ¡despierta, despierta!
quisiera que nuestros ojos rieran.