fuese el maikel donde la damita
y le dijo:
damita, puedes leerme?
escucharme?
mirarme?
tocarme?
culiarme?
quererme?
arreglarme?
y no dejarme?.
-
Y mendigando, mendigando,
fuese el maikel donde la mujerota
y le dijo:
mujerota, puedes leerme?
escucharme?
mirarme?
tocarme?
culiarme?
quererme?
arreglarme?
y no dejarme?.
-
Y mendigando, mendigando,
fuese el maikel donde la niñita
y le dijo:
niñita, puedes leerme?
escucharme?
mirarme?
tocarme?
culiarme?
quererme?
arreglarme?
y no dejarme?.
-
Y mendigando, mendigando,
fuese el maikel donde la sicologuita
y le dijo:
sicologuita, puedes leerme?
escucharme?
mirarme?
tocarme?
culiarme?
quererme?
arreglarme?
y no dejarme?.
Y, entonces, la sicologuita sacó de su estante un papelito,
sacó luego un lapicito,
y derivó al pequeño maikel al siquiatra.
basado en el cuento infantil “La Tenca Y La Nieve” de Blanca Santa Cruz Ossa
5 comentarios:
ja!
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perdón.. ya sé que no es gracioso pa ti.. pero lo escribes gracioso :P
yo te puedo leer, escuchar y querer.. pero nada más...
cha na naaaa
besos!!
ah sí!
mirarte*
(se me olvidó)
y por que extrañas?
a mi me recuerdas a claudito bertoni
Pero cuesta encontrar, a veces, creo... ajajaja.
puedo... te escuhco en el silencio
te miro mientras te leo
tocarte algún día quiero
mmmm mejor tú a mí (pues no tengo pa' hacer eso)
puta que te quiero
y arreglarte ???? pa' que si así te quiero....
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