sábado, 5 de diciembre de 2009
La vi hacerse pequeñita y veloz, mientras yo la perseguía un poco. Su chao se restregó tan lento por mis brazos como si me hubiese abrigao otoño, invierno. Yo venía de dar círculos en el lunar de su nariz que yo me fijé que me miraba. Y le di triángulos por cada una de sus palabras que me dibujó y nos dieron nubes a cambio de que nos fuéramos. Liberó su bici y guardó las riendas en su mochila. ¡Quién fuera su bici! se la llevó de la mano. Ella salió de un cambucho de mala suerte, yo de un sucucho olor a menta. No vimos nada juntos un buen rato. La llamé del moño e hice como que la subía a mis hombros, como si fuera mi niña que acabase de bailar. A ningún lado quiso ir conmigo y yo quise ir a ningún lado, pero con ella. Ella verano o primavera y me fue refregando su hola por mis ojos hasta el hombro, yo la había visto venir pequeñita, veloz, persiguiéndome un poco.
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