miércoles, 31 de diciembre de 2008

Caminaba pensando que en una de esas hoy se cae todo: el cerro, el viejo, la virgen, los gringos, los amantes, tu polera y tu sostén, el carro, yo en la escalera humana, la micro al río, mi casa por las llamas de una explosión de gas, el gobierno porque se hayan hundido todos los barcos que llevan cobre y eso fuera por la economía usada en la fabricación de esos económicos barquitos usados, ¡todo! lo que he visto erigido se fuera al suelo. Entonces yo allí, después de haber rodado peldaño abajo, peldaño a piso, te pidiera una carcajada de esas tuyas sí po, eterna. Entonces tú sin polera y sin entonces, entre tus dientes a veces tu pelo, entre tus labios fotografías, tus manos llenas de colores azules haciendo muecas de besos con un lápiz que sólo yo hubiera usado y al que ya nadie pudiera mirar. Tú con calor, muy de pie, muy viniendo hacia mí, con una onda de “yo me siento y cruzo mis piernas, y me siento frente a ti, y qué”. Yo también sentado al fin allí, leyendo periódicos de cada año de tu piel. ¿Y qué?.